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Solarium

En 1995 participé en el taller de pintura que impartía Dario Urzay en Arteleku. No sabía muy bien en que iba a consistir mi proyecto, recientemente había utilizado mi cuerpo en varias series de trabajos y decidí seguir en esa línea. Pronto me di cuenta de la diferencia que había entre trabajar en mi propio estudio y hacerlo en un lugar público. Las mismas acciones dejaban de tener sentido. Cubrí mi cuerpo con pintura y lo utilicé como un rodillo a la vez que me fotografiaba. Los negativos fueron tramados y los positivos se hicieron en película para poder proyectarlos sobre las huellas. Las preguntas latentes en este trabajo fueron del tipo: ¿Es el cuerpo una máquina como proponía Descartes? ¿Es el usufructo de algo inmaterial? ¿Se trata de un organismo formado por partes o de una totalidad? ¿Cómo abordar su representación? Posteriormente, para dar una nueva dimensión al trabajo, más utilitaria y de corte sociológico, se utilizó una de las imágenes de la serie para realizar una tirada de litografías en las que se añadió el siguiente texto: ¿Quién es el invasor y quién el invadido? ¿Lo público o lo privado? Aquí muestro algunas de las imágenes que se produjeron durante el mes que duró el trabajo. Fue un proceso titubeante y lleno de dudas.